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PONCIO PILATOS, ¿RESPONSABLE DE LA MUERTE DE JESUS DE NAZARET?

 

PONCIO PILATOS, ¿JUSTO O COBARDE?


Por Alice Ariadna



Poncio Pilato también conocido en español como Poncio Pilatos ha pasado a la historia como el hombre que mandó a crucificar a Jesús de Nazaret.



Personaje del cual los historiadores saben poco, no se tienen muchos datos de su persona, como prueba arqueológica se tiene una inscripción descubierta en 1961 unos arqueólogos trabajaban en el antiguo teatro romano de Cesarea (Israel) encontraron una piedra que había sido reutilizada y tenía claramente inscrito el nombre de Pilato en latín, Este nombre aparece varias veces en otros registros históricos de esa misma época. También se habla de él en los Evangelios los historiadores Flavio Josefo y Filón constituyen la principal fuente de información sobre Pilato. El historiador romano Tácito declara además que Pilato ejecutó a Cristo y que de este derivaron su nombre los cristianos.

Se desconoce el origen exacto de este hombre, al igual que su vida posterior a la crucifixión de Jesús de Nazaret, pero debido a su cargo se puede especular un poco sobre su procedencia, era prefecto, es decir gobernador de Judea el año 26 de nuestra era, esos prefectos pertenecían a la llamada orden ecuestre, la baja nobleza, en contraposición con los aristócratas del orden senatorial. Es probable que Pilatos se alistara en el ejército como tribuno militar, fuera ascendiendo durante varios períodos de servicio consecutivos y fuera nombrado gobernador antes de cumplir los 30 años.

Su uniforme constaría de una túnica de cuero y una coraza metálica, su atuendo civil sería toga blanca con una franja violeta. Debía de llevar el cabello corto e ir bien afeitado. Aunque algunos creen que procedía de España, su nombre indica que pertenecía a la familia de los Poncio, nobles samnitas originarios del sur de Italia.

Era común que a los prefectos del rango de Pilatos se les enviaba a territorios bárbaros, y así era como los romanos consideraban la provincia de Judea. Su obligación era mantener el orden, vigilar el cobro de impuestos, indirectos y la capitación. La administración de la justicia era competencia de los tribunales judíos, pero al parecer los casos que pudieran merecer pena de muerte eran enviados al gobernador, quien constituía la suprema autoridad judicial.

Entre las provincias romanas, Judea era la más difícil de gobernar y Pilato nunca pudo comprender los verdaderos problemas administrativos por lo que cometió errores que le costarían muy caros, teniendo los judíos poder sobre él.

Fue nombrado prefecto, es decir gobernador de la provincia de Judea por el emperador Tiberio en el año 26 d. C., residía con su mujer en la ciudad portuaria de Cesarea junto con un pequeño grupo de escribas, damas de compañía y mensajeros.

La esposa de Pilatos se llamaba Claudia Prócula, según algunas tradiciones, bien pudo ser una cristiana conversa tal y como lo fueron Juana, la mujer de Cusa, intendente de Herodes.

Poncio Pilatos comandaba cinco cohortes de infantería de entre 500 y 1.000 soldados cada una, así como un regimiento de caballería compuesto tal vez de 500 hombres. Sus soldados acostumbraban ejecutar a los infractores de la ley. Si en Judea surgían conflictos, normalmente el gobernador podía pedir refuerzos al legado imperial de Siria, que tenía a su cargo legiones. No obstante, el legado estuvo ausente durante gran parte del gobierno de Pilato, por lo que este tuvo que poner fin a los disturbios con prontitud.

Los gobernadores se comunicaban regularmente con el emperador, a quien debían informar de los asuntos que afectaran a su dignidad o representaran una amenaza para la autoridad romana. Basándose en tales informes, el emperador dictaba órdenes. En vista de los problemas que se estaban incubando en Judea, Pilato tenía serios motivos para preocuparse.

No era un secreto que al gobernador no le simpatizaban nada los judíos.

¿Qué información tenemos de la persona de este gobernador romano?

El historiador Filón le definió como un hombre “de carácter inflexible y duro, sin ninguna consideración”, amigo de “los sobornos, los insultos, los robos, los ultrajes, las ejecuciones sin juicio o la crueldad incesante y sumamente grave”.

Este autor narra un acto de Pilatos durante su gobierno en Judea. En esa ocasión el conflicto se relacionó con unos escudos de oro que llevaban los nombres de Pilatos y Tiberio, y que el prefecto había colocado en su residencia de Jerusalén. Los judíos vieron esto como una violación a su ley contra las imágenes, que les prohibía el uso de ídolos, amenazaron pues a Pilatos con una revuelta, estaban dispuestos a morir en su protesta contra esta ofensa.

 Apelaron al emperador de Roma, ya que en virtud de los tratados vigentes debía respetarse la ley judía en la ciudad, y Pilatos recibió la orden de llevar los escudos a Cesarea, así que ordenó se retiraran los emblemas. Este percance terrible para el gobernador sucedió a solo 6 semanas de haber tomado el puesto.

Por su parte Flavio Josefo, historiador judío y ciudadano romano, quien escribió en el último cuarto del siglo i, en sus escritos informa que el prefecto inició la construcción de un acueducto para llevar agua a Jerusalén y financió las obras con dinero de la tesorería del templo. Como sabía que saquear el templo era un sacrilegio y que los judíos encolerizados pedirían a Tiberio su destitución, en vez de echar mano del dinero directamente, parece que obtuvo la colaboración de las autoridades del templo. Aun cuando era lícito usar los fondos dedicados a Dios, o corbán, para la realización de obras públicas que beneficiaran a la ciudad, millares de judíos organizaron una protesta.

Pilatos hizo que sus tropas se mezclaran con la multitud y les ordenó que no utilizaran las espadas, sino que golpearan con porras a los manifestantes. Aparentemente, su objetivo era controlar a la turba sin provocar una matanza, y por lo visto lo logró, aunque sí hubo muertos. Quizás fue a este episodio al que aludieron algunos que le contaron a Jesús cómo Pilato había mezclado la sangre de unos galileos con la sangre de sus sacrificios (Lucas 13:1).

Poncio Pilatos ha pasado a la historia por haber condenado a muerte a Jesús de Nazareth, básicamente por presión de la jerarquía religiosa judía. Al oír que la misión de Jesús era dar testimonio de la verdad, Pilatos se dio cuenta de que el prisionero no representaba ninguna amenaza para Roma. “¿Qué es la verdad?”, preguntó, seguramente pensando que la verdad era un concepto tan difícil de precisar que no merecía la pena dedicarle mucha atención. ¿A qué conclusión llegó? “Yo no hallo en él ninguna falta.” (Juan 18:37, 38; Lucas 23:4.)

En ese momento debió de haber concluido el juicio contra Jesús, ya que no se halló culpable de ningún delito, pero los judíos insistieron en que subvertía al pueblo. Era la envidia lo que había motivado a los principales sacerdotes a entregar a Jesús, y Pilatos lo sabía. Pero también era consciente de que si liberaba a Jesús tendría problemas con los líderes judíos, y no quería eso, además ya había tenido problemas en el pasado con Barrabás y otros presos acusados de sedición y asesinato, aunado a todo esto se encontraban los choques que había tenido antes con los judíos manchando su reputación ante Tiberio, cuya severidad con los malos gobernadores era notoria. Por otro lado, ceder a las exigencias de los judíos sería una señal de debilidad.

Al enterarse de la procedencia de Jesús, Pilatos trató de traspasar la responsabilidad a Herodes Antipas, gobernante del distrito de Galilea, pero le falló la estratagema. Al ser devuelto a sus manos, Pilatos se declara incompetente para resolver asuntos religiosos y declara no hallarle culpable. Los líderes judíos entonces cambian la acusación sobre Jesús a sedición.

Presentó a Jesús a la multitud que estaba reunida fuera del palacio con la esperanza de que esta pidiera su libertad, según la costumbre de soltar a un preso con motivo de la Pascua. Sin embargo, el pueblo dirigido por los sumos sacerdotes clamó que se pusiera en libertad a Barrabás, exigiendo la crucifixión de Jesús. La conducta de Pilatos nos indica que él quería aplicar la justicia, hacer lo correcto y liberar a Jesús, pues no lo encontró culpable de ningún cargo del cual se le acusaba, pero también deseaba conservar su cargo y complacer al pueblo. Finalmente, antepuso su carrera a la conciencia y la justicia. Pidió agua, se lavó las manos y se declaró inocente de la muerte que acababa de aprobar. Pilato dice «No soy responsable por la sangre de este hombre». A lo que la multitud responde: «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros descendientes». Se narra también que Pilatos ordena la flagelación de Jesús antes de su ejecución, pero los evangelios discrepan en cuanto a si esta medida fue tomada como un intento de sustitución de la ejecución, o si era simplemente parte del proceso de la ejecución. La placa que Pilatos hizo poner en la cruz decía "Jesús de Nazaret, el rey de los judíos" en tres idiomas, hebreo, latín y griego.

Según Pérez-Rioja, «Pilatos se ha convertido en un símbolo tradicional de la vileza y de la sumisión a los bajos intereses de la política».

El último suceso en la carrera de Pilatos del que hay constancia fue otro conflicto. Josefo dice que una multitud de samaritanos armados se reunió en el monte Guerizim con el objeto de buscar los tesoros que supuestamente Moisés había enterrado allí. Pilatos intervino, y sus tropas dieron muerte a varias personas. Los samaritanos se quejaron ante su superior, Lucio Vitelio, el gobernador de Siria. Si este pensó que Pilatos se había excedido o no en sus atribuciones, no se sabe. Lo cierto es que lo mandó a Roma para dar cuentas de sus actos ante el emperador. Cuando Pilatos llegó, Tiberio había fallecido.

“A partir de este momento calla la historia, y la figura de Poncio Pilatos queda envuelta en la leyenda”, señala una fuente. Muchos han intentado llenar las lagunas. Se ha dicho que se convirtió al cristianismo. La Iglesia Ortodoxa Etíope lo venera como “santo”. Eusebio, escritor de finales del siglo tercero y principios del cuarto, fue el primero de muchos que dijeron que Pilato se suicidó, como lo hizo Judas Iscariote. No obstante, su suerte sigue siendo materia de especulación.

Con todo y los problemas a los que se enfrentó Pilatos en aquellas tierras difíciles de manejar, las gobernó por 10 años, mientras que el mandato de la mayoría de los prefectos de Judea fue de mucha menor duración. Eso quiere decir que para los romanos fue un gobernante competente.

La historia lo juzga como el hombre que ejecutó a Jesús de Nazaret sin haber encontrado culpa alguna en él, el gobernador que lo condenó a morir de esa forma ignominiosa crucificado en la cruz, una muerte que era exclusiva para los criminales, soldados desertores y personas que estaban en contra del gobierno. Un hombre que se vio en el difícil dilema de liberar a un preso odiado por el sanedrín y que ellos lo acusaran ante Tiberio de ser enemigo de Cesar cosa que le hubiera costado la vida y por otra parte dar muerte a un hombre inocente que solo hablaba de paz.

Cuéntanos en la cajita de comentarios qué opinión te merece la conducta y decisión tomada por Poncio Pilatos.

Gracias por tu atención.

#PoncioPilatos


REFERENCIAS

Wikipedia

Poncio Pilato

https://es.wikipedia.org/wiki/Poncio_Pilato

Poncio Pilato, 

https://www.worldhistory.org/trans/es/1-21124/poncio-pilato/

¿Quién fue Poncio Pilato?

https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2005683






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