TEZCATLIPOCA
(VIENTO NOCTURNO), EL DIOS SUPREMO /MITLOGÍA MEXICA
En este
mes patrio en México estaremos hablando de mitos y leyendas prehispánicas y de
la época colonial, las cuales forman parte de nuestra tradición cultural, son
un patrimonio que debemos rescatar ya que enriquecen a nuestro país.
Así que
apaga la luz y escucha….
Tezcatlipoca
el dios de la noche y la tentación en la mitología mexica, era una de las
principales deidades aztecas a las que se reverenciaba y temía. Es
llamado "noche y viento, el árbitro, el que piensa y rige por su propia
voluntad". Una de sus características más relevantes es poseer la juventud
eterna, por eso era llamado telpochtli (el siempre joven). Es invisible, virtud
por la que se lo creía omnipresente, andaba en todo lugar, en el cielo, la tierra
y el infierno, se le atribuye además el nombre Yáotl sembrador de discordias de
ambas partes, es el dios que da y quita la riqueza, fama, fortaleza, honores,
dignidad, señoríos, poder, pero también pobreza, enfermedad y miseria. Es el protector de los esclavos.
Para Tezcatlipoca
la humanidad debía tener fe, desear la protección y guardar temor a lo oculto.
Había de crearse un mundo de seres misteriosos, donde el hombre no se sintiera
privilegiado y orgulloso, sino que respetara las cosas que no estuvieran al
alcance de su comprensión. Fue así que los dioses escucharon a Tezcatlipoca y
acordaron crear un universo de sombras y fantasmas, donde él sería el primer
fantasma.
Cuenta la
leyenda que esta deidad aparecía por las noches provocando un ruido “como de
quien hiende madero con hacha, lo cual de noche suena lejos”, por esta razón
también se le conocía como “el hacha nocturna”. Los que eran valientes se acercaban para
descubrir que el que producía el sonido “era un hombre sin cabeza, que tenía
cortado el pescuezo como un tronco, y el pecho teníale abierto y tenía
a cada parte como una portecilla, como que se abrían y cerraban juntándose en el
medio y, al cerrar, decían que hacían aquellos golpes que se oían a lo lejos”
(Sahagún, 2006: 263).Si el que lo seguía era esforzado, metía la
mano en el pecho de la criatura y lo agarraba del corazón, para que la
aparición le hiciera alguna “merced”, ya fuera darle riquezas o valor para
cautivar enemigos en batalla. Sin embargo, la deidad podía dar o no dar lo que
deseaba su captor, incluso, darle “pobreza, miseria y malaventura”.
Aquel que
no era valiente huiría y temería por su vida y fortuna (Sahagún, 2006: 264).
Tezcatlipoca,
además, se aparecería de diversas maneras fantasmales. Entre las formas en que
se presentaba podría ser de tlacanexquimilli, “unos fantasmas que no tienen
pies ni cabeza, los cuales andan rodando por el suelo
y dando gemidos como enfermo” (Sahagún, 2006: 267-268). Se podía saber que
eran ilusiones de Tezcatlipoca, que tenían la forma de un bulto de ceniza. Eran
de mal agüero, pero los hombres valientes los perseguían, los agarraban y no
los soltaban hasta que los bultos les dieran unas espinas. Si después de
capturarlos los hombres no los soltaban, los bultos les ofrecían riqueza y
prosperidad. En estos agüeros se notan unas tradiciones que
favorecen al Estado, que estimulan a los hombres a ser valientes en la guerra.
Nada raro en la cultura mexica que era 100% guerrera y conquistadora.
También
se podía aparecer como una mujer pequeña, enana, que ‘tenía los cabellos largos
y hasta la cintura. Si alguien la quería atrapar, desaparecía y reaparecía justo
hasta dejar burlada a su víctima. Otra imagen era “como una calavera de muerto”
que aparecía en las noches y saltaba sobre las pantorrillas o detrás de las
personas, haciendo “un ruido como calavera que iba saltando” (Sahagún, 2006:
268-269). Una forma más “era como un difunto que estaba amortajado, y estaba
quejándose y gimiendo” y a la cual tampoco se podría capturar (Sahagún, 2006:
269).
Sin
embargo, Tezcatlipoca también podría proteger a la gente y no sólo burlarse: a veces se
aparecía como un coyote, “y así transformado poníase delante de los caminantes, como
atajándolos el camino, para que no pasasen adelante; y en esto entendía el caminante
algún peligro había delante de ladrones o robadores, o que alguna desgracia le había de
acontecer yendo el camino adelante” (Sahagún, 2006: 269).
La
mayoría de estas aterradoras apariciones fantasmales ocurrían de noche, con
mayor frecuencia en o cerca de los cerros, cuevas o de lugares con agua. Pero,
¿había alguna razón por la cual las apariciones eran nocturnas?... la respuesta
es porque el Sol era quien ponía orden entre los dioses, flechándolos para que
no pudieran hacer lo que quisieran. Sin el astro rey las deidades tenían más
libertad de hacer cualquier cosa. Por el otro lado, y que va de la mano del
punto anterior, la noche era como una inversión en la que el mundo se veía influido
por el Mictlán, el lugar de los muertos (Graulich, 1980). Los seres que habitan allá se
hacían presentes, o los que estaban sobre la tierra adquirían las características
o influencias de aquéllos, como era el caso de Tezcatlipoca que en las noches
se asemejaba a los difuntos o a los seres descarnados.
Como se
ha podido ver este dios de la mitología náhuatl tenía tanto aspectos positivos
como negativos, regalaba riquezas, pero al mismo tiempo las quitaba a su
antojo, podía causar enfermedades y al mismo tiempo curarlas, por eso era el
dios supremo, que gobernaba el destino de los hombres, podía estar en cualquier
lado. Debido a estas cualidades Tezcatlipoca es tan importante en la mitología
y religión del antiguo México, ya que era símbolo de poder, de amor y de odio, de
la reverencia y el temor, de la fuerza sobrenatural que vigila, premia y
castiga las acciones de los hombres en todo momento.
Esperamos que este video te haya servido para aprender más sobre la interesante y cautivadora mitología mexica, ¿Qué opinas de esta deidad náhuatl? ¿ya habías escuchado de ella? Déjanos tus comentarios ya que para nosotros es muy importante conocer tu opinión, de igual forma te pedimos nos des un me gusta, compartas este video y te suscribas al canal ya que con esto nos ayudas a seguir produciendo contenido para ti👍👍👍
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Heyden, D. (TEZCATLIPOCA EN EL MUNDO NAHUATL).
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