EL ASESINATO DE FLORA ILEANA ABRAHAM MAFUD
Estos trágicos hechos ocurrieron en la
ciudad de Mérida, Yucatán, el día 15 de noviembre de 1995. Lo que empezó como
un cuento de hadas para Flora Ileana terminó convirtiéndose en una espantosa
pesadilla para ella y su familia, el príncipe azul educado, comprensivo y
cariñoso que pensó haber encontrado se convirtió en un hombre iracundo, celoso,
violento y grosero al momento de casarse por el civil y plasmar su firma en el
Acta de matrimonio, en ese instante Armando Medina Millet fue otro hombre.
Acompáñanos en esta trágica historia que puso a pelear por años a dos importantes familias burguesas yucatecas, el famoso caso conocido como “Medina-Abraham”.
Flora Ileana Abraham Mafud, hija del
matrimonio formado por el empresario libanés naturalizado mexicano Asís Abraham
Dáguer y la señora Flora Maafud, era una joven alegre, jovial y muy generosa. Físicamente
era delgada, de largos y ondulados cabellos negros, tez blanca, ojos negros, su
familia y los que la conocieron la describen como una chica inteligente y de
buen humor, siendo la última y única mujer de 6 hermanos era la consentida de
toda su familia, la “niña de los ojos” de su padre el empresario libanés naturalizado
mexicano Asís Abraham Dáguer.
Estudió la carrera de Administración de
Empresas en la Universidad del Mayab una de las más caras de la ciudad.
Posteriormente se inscribió en la carrera de Puericultura con el objeto de
aprender la técnica de cuidado tanto de niños, como de adultos de la tercera
edad, pues decía que cuando su papá fuera viejito quería supervisar
personalmente sus cuidados. Al terminar su segunda carrera, Flora empezó a
trabajar como administradora de los negocios familiares. Fue en esta época que
conoció a Armando Medina Millet, ingeniero civil, dueño de una constructora.
Entonces, ella tenía 23 años y él, 33. Al cabo de varias semanas de cortejo
manifestado con muchos detalles cariñosos y atenciones, se hicieron novios.
El noviazgo duró año y medio, transcurrió
en apariencia tranquilo y armonioso, Flora se desvivía por él. Sin darse cuenta
y dada su personalidad tan ávida por dar gusto a los demás, con Armando se
volvió una novia dos veces más complaciente. Estaba perdidamente enamorada,
viviendo su sueño de amor.
El señor Asís Abraham Dáguer contó en sus
declaraciones que recibieron al novio de Flora Ileana como a un hijo más y que
su carácter era variable: por momentos atendía y apapachaba a Flora Ileana y en
otros momentos era duro y prepotente. Cuando Armando se daba cuenta de que se
le observaba, entonces cambiaba. Según le dijo Armando, su conducta se debía a
un trauma originado por la separación de sus padres y que estaba recibiendo
tratamiento médico e incluso tomaba dos o tres medicamentos para poder dormir.
Lo cual nos hace pensar que sí existieron focos rojos indicando el carácter
violento y difícil de Armando, pero la joven no quería verlos puesto que estaba
cegada por el amor que sentía hacia ese hombre y se dejó dominar sutilmente en
su noviazgo, tal vez, su autoestima no era tan buena como todos suponen al
tratarse de una joven que lo ha tenido todo.
En una entrevista el señor Abraham hizo
comentarios sobre su yerno y cito textualmente:
"Su carácter era muy bueno y muy
malo, tenía las dos cosas. Si llegaba a mi casa y mi hija no había terminado de
arreglarse, se molestaba." También era muy celoso, tanto que "a todos
los amigos de mi hija y de él los fue cortando... porque decía que estaban
enamorando a mi hija".
Hay que mencionar que Armando ya no era un
muchacho inexperto, era un hombre que había estado casado anteriormente, pero
su matrimonio religioso había sido anulado años antes de conocer a Flora
Ileana. Armando nunca le confesó a su novia el motivo de esta anulación. No,
nunca le dijo que había sido por sicopatía en el capítulo de violencia, como
concluyó el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano con sede en Puebla, fechado el
8 de octubre de 1991 y firmado por el Presbítero Lic. Ulalio Durán Manrique Jr
y el Presbítero Lic. Luis Hernández Pérez, pro-vicario judicial.
Finalmente, Armando y Flora se casaron por
lo civil, el 4 de noviembre de
1995 en una ceremonia a la cual asistieron
las familias más importantes y adineradas de la sociedad yucateca, por un lado,
estaba la elite libanesa conocida como
la “casta beduina” que había logrado hacer una gran fortuna gracias a su
habilidad para hacer negocios, eran dueños de los entonces más famosos
supermercados de la región y por otra parte se encontraba la “casta divina”
descendientes de las familias poderosas yucatecas de la época del porfiriato,
cabe mencionar que en un lapso de 50 años la “casta beduina” había desplazado comercial
y económicamente a la mítica “casta divina”.
La
chica lucía radiante y llena de felicidad ese día, ataviada con un precioso
vestido color plata largo con mangas largas, muy conservador, no dejaba ver ni
una sola parte de su cuerpo, lo cual nos hace pensar que el novio influyó mucho
en el diseño de ese vestido, ya que Flora Ileana en otras ocasiones dejaba sus
hombros al descubierto; Armando por su parte se presentó vestido con un
elegante traje oscuro; las amigas y familiares la felicitaban, todo era
elegancia y derroche de lujo ese día, la pareja lucía muy contenta, Flora se
casaba con su príncipe azul, con el hombre que amaba y que pensaba que la
amaba. La fiesta transcurrió en un ambiente de armonía y felicidad por ambas
familias.
La pareja decidió no vivir junta hasta que
se celebrara la boda religiosa la cual debía efectuarse algunas semanas
después, el 4 de diciembre. Pero extrañamente al día siguiente de haber
contraído nupcias por el civil la actitud de Armando cambió drásticamente, al
sentir a su esposa como un objeto de su propiedad y con los derechos que le
daba su unión civil sobre ella, comenzó a celarla de una forma irracional,
parecía un demente siempre siguiéndole los pasos, quería saber con quién hablaba,
a dónde iba, cuánto tiempo tardaba en x o en tal lugar, el sueño de amor de Flora
se estaba convirtiendo en una horrible pesadilla, Armando demostró su verdadero
carácter, estaba siempre enojado, irritado, atrás habían quedado los modales y
gestos cariñosos demostrados durante su noviazgo, ahora se quitaba la careta
que portó durante año y medio y mostraba el verdadero rostro de un hombre
violento y agresivo.
El fin de semana siguiente de este matrimonio, Flora debía ir al cumpleaños de una de sus amigas, por tal motivo, le pidió a su marido que la llevara al restaurante Panchos donde sería la reunión. Durante el trayecto, Armando empezó a irritarse más y más:
—Está bien, está bien, ya no voy, pero no
te pongas así. Vámonos, ya no grites, por favor, le suplicaba Flora.
En ese momento, el portero del estacionamiento quiso cobrar el ticket. Armando furioso desde el coche, le gritó y lo amenazó por no querer pagar los 3.50 pesos. Acto seguido, Armando hecho un energúmeno sacó de la guantera su pistola y encañonó al empleado. Flora no daba crédito de su actitud tan violenta.
—Ábreme la reja, o te mato. No te voy a
pagar ni un centavo, gritaba Armando.
—Yo le pago, señor Ya Armando, cálmate -le
decía Flora casi llorando, según denuncia ante el Ministerio Público hecha por
los empleados del establecimiento, de la empresa Mericolor.
En ese momento, su marido, le propinó un
fuerte golpe en el rostro.
—No te metas, ¡Déjame en paz!...
El 13 de noviembre la joven le comunicó a
su familia, su intención de cancelar la boda religiosa, ya no se quería casar
por la Iglesia pues Armando al otro día de haberse casado por el civil se había
convertido en otro hombre muy diferente del que se había enamorado, la celaba
constantemente, la atosigaba, al grado de comprarle un teléfono celular y cada
15 minutos la checaba para saber dónde y con quién estaba, la joven ya no podía
vivir en paz, sus padres al escucharla le dijeron que la apoyaban en su
decisión, que contara con ellos para todo, le dijo a su padre que quería la
llevara a Cuba, su papá le contestó que
ese mismo día checaría los vuelos y después se irían a Europa. La joven feliz les comentó a sus padres y
hermanos que hablaría con Armando, tenía algunas cosas que quería devolverle
entre ellas un auto que su cónyuge le había regalado.
Dos días después recibe Flora una llamada
supuestamente de su suegra quien le pide por favor acompañe a su hijo al
psiquiatra, la joven no pudo negarse y se dirigió al departamento el cual sería
su hogar conyugal, allí se verían e irían al doctor, unas horas después,
Sergio, el segundo de los hermanos de Flora recibió la siguiente noticia por
teléfono: tu hermana está en la Clínica Mérida, muerta, de un disparo. Su
muerte destrozó a la familia Abraham Mafud, Armando Medina aseguró ante las
autoridades que su esposa de 25 años se había suicidado, pegándose un tiro a la
altura del pecho con un revolver calibre 38.
Las extenuantes investigaciones
concluyeron que Armado Medina al calor de una fuerte disputa derivada de la
cancelación de la boda religiosa por parte de su esposa perdió los estribos y
en un arranque de ira golpeó dos veces a Flora para posteriormente dispararle.
Su suegro Asís Abraham Dáguer, de 74 años
de edad, presentó una denuncia por homicidio. Al hacerlo, Abraham Dáguer
fundamentó su denuncia en "indicios que pueden integrar los elementos de
un tipo penal, consistentes en pruebas positivas a reacción de rodizonato de
sodio en distintas manijas de puertas, otros objetos y demás indicios".
Los peritajes eran contundentes, en las fotografías se apreciaba la herida de
bala de la joven por lo que la mayoría de los expertos concluyeron que se trató
de un disparo a distancia y no de contacto como argumenta la defensa. Medina
Millet fue detenido en 1996 acusado de dar muerte a su esposa Flora Ileana
Abraham y con ello se desató una polémica que dividió a la clase pudiente de la
sociedad yucateca, también involucró a dirigentes de partidos políticos y
organismos civiles.
Este crimen desató una lucha de poder entre estas dos
“castas” los dos periódicos más influyentes tomaron partido, el Diario de
Yucatán de corte panista se puso del lado de Armando Medina y el periódico Por
Esto! tomó partido por la familia Abraham Mafud, pero el caso rebasó fronteras
yucatecas llegando a la capital mexicana en donde El Universal tomó partido por
Armando y Reforma por los Abraham en el caso bautizado como “el juico del
siglo”. El proceso legal fue sumamente largo, se desahogaron pruebas y
peritajes, la sentencia de primera y segunda instancia fue de homicidio.
La joven se quedó sin habla, sorprendida,
asustada, decepcionada, no entendía qué pasaba. Armando arrancó el coche.
Mientras tanto Flora seguía sumida en un mutismo sumamente doloroso. No
reconocía a ese señor que estaba sentado a su lado y que manejaba con tanta
furia. ¿Quién era ese hombre tan violento? ¿Por qué había cambiado tan de
pronto ese novio que tanto adoraba gracias a su ternura? Se dio cuenta de que
todo su noviazgo había sido una actuación y ese hombre era un farsante.
El 13 de noviembre la joven le comunicó a
su familia, su intención de cancelar la boda religiosa, ya no se quería casar
por la Iglesia pues Armando al otro día de haberse casado por el civil se había
convertido en otro hombre muy diferente del que se había enamorado, la celaba
constantemente, la atosigaba, al grado de comprarle un teléfono celular y cada
15 minutos la checaba para saber dónde y con quién estaba, la joven ya no podía
vivir en paz, sus padres al escucharla le dijeron que la apoyaban en su
decisión, que contara con ellos para todo, le dijo a su padre que quería la
llevara a Cuba, su papá le contestó que
ese mismo día checaría los vuelos y después se irían a Europa. La joven feliz les comentó a sus padres y
hermanos que hablaría con Armando, tenía algunas cosas que quería devolverle
entre ellas un auto que su cónyuge le había regalado.
Dos días después recibe Flora una llamada
supuestamente de su suegra quien le pide por favor acompañe a su hijo al
psiquiatra, la joven no pudo negarse y se dirigió al departamento el cual sería
su hogar conyugal, allí se verían e irían al doctor, unas horas después,
Sergio, el segundo de los hermanos de Flora recibió la siguiente noticia por
teléfono: tu hermana está en la Clínica Mérida, muerta, de un disparo. Su
muerte destrozó a la familia Abraham Mafud, Armando Medina aseguró ante las
autoridades que su esposa de 25 años se había suicidado, pegándose un tiro a la
altura del pecho con un revolver calibre 38.
Las extenuantes investigaciones
concluyeron que Armado Medina al calor de una fuerte disputa derivada de la
cancelación de la boda religiosa por parte de su esposa perdió los estribos y
en un arranque de ira golpeó dos veces a Flora para posteriormente dispararle.
Su suegro Asís Abraham Dáguer, de 74 años
de edad, presentó una denuncia por homicidio. Al hacerlo, Abraham Dáguer
fundamentó su denuncia en "indicios que pueden integrar los elementos de
un tipo penal, consistentes en pruebas positivas a reacción de rodizonato de
sodio en distintas manijas de puertas, otros objetos y demás indicios".
Los peritajes eran contundentes, en las fotografías se apreciaba la herida de
bala de la joven por lo que la mayoría de los expertos concluyeron que se trató
de un disparo a distancia y no de contacto como argumenta la defensa. Medina
Millet fue detenido en 1996 acusado de dar muerte a su esposa Flora Ileana
Abraham y con ello se desató una polémica que dividió a la clase pudiente de la
sociedad yucateca, también involucró a dirigentes de partidos políticos y
organismos civiles.
Este crimen desató una lucha de poder entre estas dos
“castas” los dos periódicos más influyentes tomaron partido, el Diario de
Yucatán de corte panista se puso del lado de Armando Medina y el periódico Por
Esto! tomó partido por la familia Abraham Mafud, pero el caso rebasó fronteras
yucatecas llegando a la capital mexicana en donde El Universal tomó partido por
Armando y Reforma por los Abraham en el caso bautizado como “el juico del
siglo”. El proceso legal fue sumamente largo, se desahogaron pruebas y
peritajes, la sentencia de primera y segunda instancia fue de homicidio.
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