EL HUESPED
Por Alicia Guzmán
Esta historia
escalofriante ocurrió en el estado de San Luis Potosí, justo en el centro de la capital, un lugar lleno
de historia, precisamente en la famosa Calzada Guadalupe hay un edificio
antiguo de departamentos amueblados, bien situado que a Luis Mejía le pareció idóneo para habitar,
pues es una calzada segura y se disfruta pasear por ella, tomar fotografías que
es lo que a Luis le fascina. Originario de la Ciudad de Querétaro se inscribió
en una Escuela de Artes para cursar un curso de Fotografía, saliendo de la
escuela se dirigió a ese edificio que había visto, para su sorpresa, había un
departamento libre, firmo el contrato y se instaló en él. Estaba feliz de ser
un huésped más en ese inmueble, sin
embargo empezó a sentir cierta inquietud que lo incomodó.
Todo estaba resultando perfecto pero entonces ¿Qué ocurría en él? ¿Por qué esa incomodidad iba creciendo dando paso a un sentimiento de angustia o miedo?
Luis Mejía soñaba con ser uno de los fotógrafos más famosos de México, quería recorrer el mundo representando a su país, fotografiar las ciudades más famosas y a las artistas más bellas del mundo, en eso estaba cuando al prender su computadora apareció un mensaje de una de las páginas en las que se había inscrito buscando amistad o algo más, al acceder vio que una joven le escribía
dándole la
bienvenida a la región, él se
desconcertó un poco de momento, pero pronto ya habían hecho una grande amistad, de pronto ella le comentó qué quién
era la persona que estaba a su lado, él no supo que decir miró a un lado y al
otro sin ver a nadie y así se lo dijo, ella no dijo más y se despidieron
quedando de volver a encontrarse al otro día.
Luis olvidó y sonrío al recordar lo que a Daniela se le había figurado,
enseguida fue a la cocina a calentar agua para su café y ya estaba servido en
una taza, eso sí desconcertó al
muchacho que la tomó dejándose caer en una silla del comedor, no
recordaba la acción de haber calentado el agua para el café, reponiéndose pensó
que todo lo que había vivido lo había hecho olvidarlo, afortunadamente era un
huésped afortunado. Ya no le dio más importancia y decidió leer un poco más
sobre fotografía.
Al otro día después de bañarse fue a calentar agua para su café y se dio
cuenta que la taza humeaba esperando por él.
Entonces si se inquietó, revisó el departamento y no encontró a nadie,
fue a la puerta de la entrada y estaba asegurada ¿qué pasaba allí? Sintió un
estremecimiento extraño, incómodo, era muy joven para pensar que por la edad…movió
la cabeza de un lado a otro sin completar la idea, tomó la taza de café y se le
cayó de las manos. Cuando salió se encontró con un vecino que le sonrío
afablemente, Luis le dijo que era un nuevo huésped y se despidieron.
En la clase y durante el día se olvidó de todo para centrarse en su
motivo de estudio, de vez en cuando recordaba lo que le estaba pasando y procuraba olvidarlo.
Cuando llegó a su departamento lo encontró impecable, la cocina estaba
limpia y él no recordaba haberla aseado, tomó un plato y colocó la torta que
había comprado en un local no lejos de ahí, empezó a comerla al mismo tiempo
que encendió su computadora, de pronto aparece
Daniela pidiéndole chatear, él acepta de buen talante pero se
desconcierta cuando ella le pregunta que si el hombre que está a su lado es su
padre, voltea rápidamente la cara de un lado a otro sin ver a nadie, frunce la
frente y le dice que no, siguen
platicando amigablemente, ella se despide y le dice que mañana seguirán
charlando haciéndole una seña avizora de que eran escuchados por parte de él, Luis
desconcertado más todavía piensa que no conoce bien a Daniela y no sabe qué
pensar de su conducta
Hace la cena y cuando va a servir el café, se para en seco al ver que ya está servido, le da un vuelco al
corazón y se queda inmóvil sin moverse, no comprende por qué se le están
olvidando las cosas…estaba seguro que aún no servía el café. Sonó el celular y
se encontró con la llamada de Daniela pero ésta no mencionó una sola palabra…él
insistió pero nunca respondió, de pronto sintió una presencia cercana, y una
sombra pasó a otra estancia. Revisó totalmente la casa sin encontrar nada
extraño, cerró las ventanas, aseguró las puertas, se metió a la cama pero no
lograba dormir, sentía que alguien estaba ahí, se levantó rápidamente, prendió
la luz y escuchó el rechinar de unos zapatos en la otra estancia, empezó a
sudar y un miedo se fue apoderando de él, abrió la puerta de la alcoba y revisó
de nuevo la casa, todo estaba en orden, hasta lo utilizado para la cena estaba
en su lugar…y no recordaba haberlo alzado. Se metió de nuevo a la cama y se
durmió esa noche con la luz prendida, ser huésped no le estaba agradando.
Trabajando en la computadora Daniela le pidió chatear con él,
acepto, conversaban amigablemente cuando ella le preguntó que si la persona que
estaba atrás de él era su pariente, se paró rápidamente de su asiento al sentir
claramente el bulto de “alguien” pero no vio a nadie, se volvió a sentar y le
aclaró a Daniela estar solo. Nunca se había sentido así, con una sensación
desconocida, y un amargo sabor de boca lo embargó. Se comunicó con su familia
por teléfono y se sintió más seguro, recobró el valor y decidió no creer en
posibles fantasmas. Decidió hacer su cena cuando al entrar a la cocina se percató
que un cuchillo cebollero reposaba en la mesa, abrió mucho los ojos y volvió a
sentir una sensación muy similar al miedo, lo tomo colocándolo dentro de un
mueble de la cocina, sin embargo ya no se sentía a gusto en ese
departamento. A la mañana siguiente vio
la taza de café humeante y un cuchillo cebollero junto a ella. Sin beber nada
salió a tomar sus clases y al regresar se tumbó en un sillón, estaba cansado,
cerró los ojos quedándose dormido de inmediato, en su sueño sintió las manos de
un hombre oprimir su garganta amenazadoramente, al despertar asustado se miró
al espejo y comprobó tener enrojecida la zona de la garganta, eso sí que lo
asustó bastante, no quería sugestionarse con situaciones fuera de lo normal,
así que prendió la computadora para empezar a trabajar en sus fotografías, al
rato Daniela le pidió chatear e iniciaron una fluida conversación, él se sentía
atraído por ella, contemplaba su sonrisa cuando vio que el semblante de ella
cambió, su mirada parecía asustada y señaló atrás de él, giró la cabeza sin ver
nada, la chica se despidió no sin antes decirle que tuviera cuidado. Esa
situación ya le estaba chocando…le disgustaba que su intimidad fuera violada,
hasta Daniela iniciaba a fastidiarle.
Así pasaron dos semanas, pero una noche tocaron la puerta del
departamento, cuando abrió no era nadie, “chistosos” masculló molesto, al
entrar a la cocina vio de nuevo el cuchillo cebollero pero sin la taza de café,
¡caray¡ pensó, me estoy volviendo loco. Guardó el cuchillo en un cajón, preparó
un café con galletas y cuando acudió a sentarse estaba de nuevo el cuchillo
junto a la taza de café, se frenó inmediatamente, acto seguido volvió a
escuchar el rechín de unos zapatos muy cerca de él, su corazón parecía saltársele
del pecho, y cuando quiso salir del departamento no podía abrir, las luces se
apagaron y sintió el filo de un cuchillo en un costado, lanzó gritos
desesperados golpeando la puerta y lleno de terror se dejó caer al piso.
Al despertar el encargado le dijo que ese departamento era de un señor
que lo habitó por muchos años y cuando murió no permitía que nadie lo habitara.
Enseguida empacó sus cosas y se marchó sin volver la vista atrás.
Si tú piensas alquilar, o ser huésped en un departamento infórmate si alguien
ha muerto en él para evitar este tipo de sustos.
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