¿SE PUEDEN SALVAR LAS ALMAS DEL PURGATORIO?
La Biblia nos exhorta en
muchos versículos a orar. Nos enseña la importancia de la oración, sobre todo
nos dice: “orad unos por otros”. Rezar por los demás, sobre todo los enemigos,
los desconocidos, los grandes pecadores, las familias, los enfermos, la
santificación de los sacerdotes y la purificación las almas benditas del
purgatorio, es un acto de misericordia que Dios mira con agrado.
Cuando alguien muere, se
consuela a los deudos diciendo que su difunto ‘está con Dios’, y sí, está ante
Dios, siendo juzgado, pero de allí puede ir al Cielo, al Purgatorio o al
Infierno.
Va directo al Cielo quien
muere sin pecados ni culpas que expiar. Son pocos.
Al Infierno va quien muere excomulgado o en
pecado mortal sin arrepentirse. Ojalá también sean pocos. La mayoría va al
Purgatorio. Las ánimas benditas del purgatorio son los espíritus buenos de las
personas que vivieron en el plano terrenal y fallecieron, pero en su camino
para entrar al cielo deben pasar por un proceso de purificación. Lo que deben
limpiar son posibles deudas incumplidas en vida, imperfecciones o pecados y,
por lo tanto, quedan vagando como un alma sin cuerpo en busca de la paz y la
liberación.
La manera como logran ascender
las ánimas benditas y salir del purgatorio es a través de la iluminación y las
oraciones que reciben de las personas que aún viven y que son creyentes. Ellas
no pueden hacerlo solas. Esto es, mediante velas que les encienden para
iluminar su camino, así como rezos, misas ofrecidas en su honor o rosarios
pidiendo por la expiación de sus pecados.
Dios creó los seres humanos
para que disfruten de su Creador viéndole en la Gloria. Sin embargo, nada
manchado puede entrar en el Cielo; por lo cual, quienes no sean perfectos
deberán purificarse antes de ser admitidos en la presencia de Dios. La Iglesia
enseña la existencia del Purgatorio, en donde las almas de los justos que
mueren con mancha de pecado se purifican expiando sus faltas antes de ser
admitidas en el Cielo. Entre tanto pueden recibir ayuda de los fieles que viven
en la tierra.
Almas de los justos son
aquellas que, en el momento de separarse del cuerpo, por la muerte, se hallan
en estado de gracia santificante y por eso tiene derecho a entrar en la Gloria.
EL juicio particular les fue favorable, pero necesitan quedar plenamente
limpias para poder ver a Dios "cara a cara".
"Manchas de pecado" quiere decir el castigo temporal que es debido por los pecados mortales o los veniales, ya perdonados en cuanto a la culpa, pero que en la hora de la muerte no están totalmente libres de castigo correspondiente a la culpa.
"Manchas de pecado" puede referirse también a los pecados veniales que, al morir, no habían sido perdonados ni en cuanto a la culpa ni en cuanto a la pena. La Iglesia entiende por Purgatorio el estado o condición bajo el cual los fieles difuntos están sometidos a purificación. En la Iglesia católica la práctica de rezar por las benditas almas del Purgatorio está basada sobre la fe en la Comunión de los Santos. Los miembros del Cuerpo Místico pueden ayudarse unos a otros, mientras estén en la tierra y después de la muerte. Si nos fijamos en las oraciones litúrgicas de la Iglesia vemos claramente que se invoca con frecuencia a los Angeles y a los Santos en favor de la Iglesia sufriente o Purgatorio, pero siempre para que intercedan por ella. Toda persona en estado de gracia puede orar con provecho por las benditas almas; probablemente es necesario, al menos, hallarse en estado de gracia santificante para ganar las indulgencias por los difuntos.
Es probable que las penas del
Purgatorio van disminuyendo gradualmente de manera que en las etapas finales no
podemos comparar los sufrimientos de este mundo con los que padece un alma
próxima a la visión de Dios. Pero las almas experimentan también inmensa
alegría espiritual. Están totalmente ciertas de su salvación. Tiene fe,
esperanza y caridad. Saben que ellas mismas están en amistad con Dios,
confirmadas en gracia y sin poder ofenderle.
Aunque las almas en el
Purgatorio no pueden merecer, sin embargo pueden orar y obtener el fruto de la
oración. El poder de su oración depende del grado de santidad. Es cierto que
pueden orar por los que viven en la tierra. Por la Comunión de los Santos
entendemos que están unidas a la Iglesia militante. Debemos animarnos a invocar
su ayuda con la confianza de que ellas nos escuchan. Entienden perfectamente
nuestras necesidades, porque las experimentaron y porque están agradecidas a
las oraciones, sacrificios y santas Misas que ofrecemos por ellas.
Pero vayamos a lo que nos dice
Santo Tomás respecto a las ánimas del Purgatorio. Lo primero que nos enseña
Santo Tomás es que hay un purgatorio después de esta vida. Las almas de los
difuntos, explica el Santo, al salir de esta vida, reciben la recompensa que
han merecido por sus acciones. Si el alma es capaz de recibir enseguida su
retribución, entra en su lugar propio: así, los justos que no deben nada a Dios
son admitidos inmediatamente en el cielo, los malvados que han muerto en pecado
mortal van directamente al infierno. Pero si el alma no es capaz de recibir la
recompensa, porque se ve demorada por algún impedimento, como sucede cuando no
puede entrar aún en el cielo por tener deuda que pagar, va a un lugar temporal,
al que llamamos Purgatorio.
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