LAS APARICIONES SOBRENATURALES DE LAS ANIMAS DEL PURGATORIO
Por Alice Ariadna
Se dice que las ánimas benditas del purgatorio se le aparecen a la gente en momentos de angustia y de ese modo las salvan del peligro.
Aquí les contamos la experiencia de personas que dicen haber tenido la fortuna de ser salvadas por las ánimas del purgatorio, una historia sucedió durante el carnaval de Mérida, Yucatán y otra historia pasó en la Ciudad de México.
Apaga la luz y escucha...
Corría el año 2009, era un lunes de carnaval
en la ciudad de Mérida, Yucatán, ese día la fiesta comenzaba de noche, grandes
carros alegóricos recorrían el Paseo de Montejo, cientos de meridanos y turistas
tanto nacionales como extranjeros caminaban por todo el derrotero, habían
puestos de comida, bebida, souvenirs,
etc., ese día la señora Anastasia y su hija Maribel fueron juntas a divertirse
y pasar un buen rato disfrutando del carnaval, después del paso de los carros
alegóricos caminaron por todo el Paseo de Montejo, compraron algunos souvenirs y cenaron unos tacos al
pastor, alrededor de las 12:30 de la madrugada decidieron regresar a su casa,
el auto lo habían dejado algo lejos pues con tanta gente solo habían encontrado
ese lugar.
Caminaron hacia su coche y poco a poco iba
desapareciendo el ambiente bullicioso, la música se comenzaba a oír más lejana,
salieron del Paseo Montejo, y las calles estaban solas, sin una sola persona en
su camino, pero confiadas de la seguridad que hay en Mérida iban tranquilas,
platicando de sus impresiones respecto al carnaval, no temían ser asaltadas ni
nada por el estilo, estaban bastante relajadas.
Cabe mencionar que una de las colonias
aledañas al Paseo Montejo es la llamada Itzimná, la cual es de las más antiguas
de Mérida, con casonas estilo francés, algunas casas están abandonadas, había
una casona ubicada en la esquina, en ese trecho con poca iluminación pues una
lámpara del alumbrado público estaba fundida, así que toda esa calle estaba
semi oscura, los árboles viejos y frondosos le daban un toque algo siniestro a
la calle, madre e hija se tornaron serias y sintieron temor de caminar por esa
calle silenciosa, solo se escuchaba el viento y el sonido de las hojas de los
árboles meneándose de un lugar a otro, con la boca seca siguieron su camino con
la esperanza de encontrarse a alguien, pero nadie pasaba por allí, pasaron por
una vieja casona abandonada, cuando escucharon un gemido y lamento siniestro
ahhhhhh, las dos se voltearon a ver con los ojos desorbitados y se preguntaron:
—¿Escuchaste eso?
—Sí— se contestaron la una a la otra.
Llenas de horror en medio de esa oscuridad
y silencio seguras de que habían escuchado lo mismo aceleraron el paso, cuando
de repente, justo al llegar a la esquina comenzaron a aparecer personas, a
salir y entrar de las casas, un policía daba órdenes a los conductores, los
autos circularon como si fueran las ocho de la noche, se empezó a ver un gran
movimiento en las calles. Asombradas madre e hija se sintieron más seguras,
aprovecharon para subirse a su auto e irse sin mirar atrás.
La señora ya más calmada en su casa y
reflexionando lo sucedido, se acordó de que varias personas de su familia que
ya habían fallecido eran muy devotas de las ánimas
del purgatorio y tal vez éstos familiares habían intercedido para que las ánimas les ayudarán en ese momento de
angustia tan siniestro, tal vez, había por allí algún espíritu maligno,
posiblemente esa casa fuera usada en el pasado para realizar actos de brujería,
porque hasta el día de hoy esa casona sigue abandonada, nadie se atreve a
comprarla, siendo que tiene una perfecta ubicación.
El otro caso sucedió en la década de los ochentas en la Ciudad de México, una mujer trabajaba como secretaría en una escuela de nivel medio superior en el turno vespertino, salía del trabajo alrededor de las ocho de la noche, un día como tantos Rebeca se despidió de sus compañeros de trabajo y se dirigió a la parada del autobús, allí tomó un pesero o combi. Rebeca leyó durante todo el trayecto un libro de novelas románticas, le gustaba distraerse de este modo mientras llegaba a su casa, pero esa noche se dio cuenta de que un hombre la observaba, ella sintió su mirada volteó a verlo, pero el tipo desvió sus ojos para otro lado, ella regresó a su lectura, sin embargo, ya estaba intranquila, fingió leer, pero de reojo volvió a ver cómo ese tipo la observaba, ya estaba muy incómoda y con miedo.
Finalmente llegó el momento de bajarse del transporte público, Rebeca bajó del pesero y detrás de ella también bajaba ese hombre a quien ella ya le tenía miedo, nerviosa y con la boca seca se encaminó a su casa que no quedaba muy lejos.
Con paso firme y veloz caminó, trataba de
no demostrarle miedo al sujeto, los tacones no le permitían ir más rápido,
además, debido al nerviosismo sentía que las piernas le temblaban, sudaba frío,
por la calle solo se escuchaban sus tacones y los pasos veloces y fuertes de
ese hombre, todo estaba solitario, la mujer rezaba y pedía a Dios la
protegiera, comenzó a buscar las llaves del bolso que era pequeño, pero no las
encontraba, estaba desesperada, llegó al portón de su casa y seguía buscando
sus llaves, cuando de pronto… comenzaron a salir personas por todas partes,
hablando, gritando, iban y venían, aquella calle solitaria ahora tenía gente,
en ese momento dio con sus llaves, abrió su puerta y se metió rápidamente a su
casa dando un gran suspiro de alivio. Observó por la ventana y aquel hombre
siguió de largo.
Rebeca estaba segura de que las ánimas del purgatorio la ayudaron en ese
momento de angustia y terror puesto que ella les rezaba, era devota de ellas, de
no haber sido por las ánimas del
purgatorio tal vez ese misterioso sujeto la hubiera asaltado o hasta matado.
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